“En esencia, el diseño de un dashboard o cuadro de mando busca, principalmente, representar datos complejos en información comprensible y procesable, ayudando a los usuarios a entender rápidamente el estado actual de un proceso, identificar problemas y tomar decisiones más informadas”.
El rol de la usabilidad a vista de pájaro
El diseño de cuadros de mando es el proceso de creación de una interfaz visual que presenta datos relevantes y métricas, de manera clara y concisa, para facilitar la toma de decisiones. Un buen diseño se centra en la usabilidad, la claridad y la eficiencia, permitiendo a los usuarios identificar rápidamente información clave y tendencias. Y este objetivo no es baladí ni debe tomarse a la ligera si tenemos en cuenta las buenas prácticas que a continuación vamos a exponer.
Para abrir el tema, diremos que un buen diseño debe contar con unos patrones y reglas de usabilidad (aunque sean básicas), aportar claridad y garantizar la eficiencia. Por sí mismos, deberían contribuir a que los usuarios identifiquen rápidamente la información relevante para sus decisiones. Pero en este objetivo hay muchos desafíos, entre otros, que nunca el usuario te diga: ¡No me hagas pensar!
La usabilidad se refiere a la facilidad con la que un usuario puede utilizar un producto o sistema para lograr sus objetivos de manera eficiente, efectiva y satisfactoria. En otras palabras, es la medida de cuán fácil es para él interactuar con algo y lograr lo que persigue. La usabilidad se aplica a cualquier cosa que usemos, desde una aplicación móvil hasta un electrodoméstico, y es un aspecto clave para una buena experiencia del usuario.
Para asegurarnos de que nuestros principios de diseño cuentan con unas bases sólidas de usabilidad a la hora de diseñar un cuadro de mando y que el resultado sea eficaz, eficiente y consiga satisfacer las necesidades del usuario, deberíamos considerar, al menos, estas simples reglas para la inspiración:
Ser visualmente atractivo
Utilizar gráficos, tablas y otros elementos visuales para presentar los datos de forma clara y atractiva, pero con la correcta granularidad y profundidad. Hay que tener en cuenta que hay una visualización para cada historia y hay que ser muy rigurosos en la selección.
Disponer de una interfaz intuitiva
Simplificar y perseguir la facilidad de uso: visualizar y comprender es fundamental, incluso para aquellos que no están familiarizados con el análisis de datos. Un buen consejo es compartir las etapas de diseño, incluso en prototipos construidos con post-its, es más que recomendable: contar con la percepción del universo de usuarios objetivo (sobre todo si son clientes) puede marcar la diferencia.
Actualizarse en tiempo real
Mostrar datos actualizados para reflejar los cambios y las tendencias es muy relevante. No hay nada más confuso que un cuadro de mando que está diseñado con las mismas funciones que un espejo retrovisor: es importante mirar atrás, pero es mucho más trascendente mirar adelante para asegurarnos que vamos por la ruta adecuada; además, genera mucha frustración.
Contar con funciones de personalización
Permitir a los usuarios adaptar la visualización a sus necesidades específicas es otro de los patrones esenciales para una usabilidad excelente. El café para todos no vale en estos casos, ya no es suficiente para tomar decisiones inteligentes.
Priorizar la información
Mostrar solo los datos más relevantes y evitar la sobrecarga de información (saturación y fatiga visual) es otro elemento trascendental. Además de confundir, abruma, y los usuarios tienen siempre la sensación de no saber dónde mirar o dónde poner el foco para analizar los datos.
Ser consistente
Mantener un estilo visual uniforme para mejorar la experiencia del usuario es relevante si queremos diseñar dashboards intuitivos, simples y fáciles de usar. Lo que hemos aprendido una vez, debe servirnos como un principio de diseño que contribuye a reducir la curva de aprendizaje y para centrarnos en lo importante (no en la apariencia, que siempre debe ser un bastidor, no un fin).
Y, en esta ocasión, es conveniente recordar lo que Steve Jobs afirmaba como uno de los principios de Apple para diseñar productos excelentes: “El diseño no es la apariencia: es cómo funciona”.
Objetivos del diseño para los cuadros de mando
La creación de un cuadro de mando eficaz, de acuerdo con las mejores prácticas de diseño de cuadros de mando, es la culminación de un proceso integral de BI que normalmente incluye la recopilación de requisitos, la definición de KPI y la creación de un modelo de datos.
Sin embargo, no hay que subestimar la importancia de un diseño adecuado del cuadro de mando: un cuadro de mando mal diseñado puede no transmitir información útil e incluso hacer que los datos sean menos comprensibles de lo que eran originalmente.
Un buen diseño es aquel que:
Simplifica la complejidad
En muchos de los requisitos que nos envían los usuarios de negocio, nos encontramos con que eenemos mucha información, muchos datos, además, cambian todo el tiempo y existen necesidades diversas y múltiples preguntas analíticas que resolver. Queremos (y tenemos que) simplificar toda esta complejidad.
Cuenta una historia clara
Queremos poder relacionar los datos con su contexto en la organización y responder a las preguntas del usuario. Aquí es donde el diseño visual de un cuadro de mando desempeña un papel crucial. ¿Por qué? Porque debería contar una historia de forma clara y precisa.
Expresa el significado de los datos
Las visualizaciones elegidas para contar la historia tienen que mostrar correctamente los datos y la información que se quiere extraer de ellos no puede estar oculta, descontextualizada o que obligue al usuario a sacar la calculadora.
Revela los detalles necesarios
Queremos que cada usuario tenga acceso a los datos que necesita, ni más ni menos. Algunos usuarios pueden necesitar una visión más granular de los datos, mientras que otros pueden conformarse con una visión general. Se trata de un diseño adaptativo con granularidad progresiva bajo demanda.
Aunque cada cuadro de mando tiene sus propios requisitos, limitaciones y objetivos, hay ciertas directrices que casi siempre son relevantes para el proceso de creación. Esto es especialmente cierto a medida que se generalizan los cuadros de mando basados en IA, que ofrecen información dinámica sobre los datos.
¿Qué malas decisiones de diseño se notan inmediatamente?
Veámoslo con un ejemplo:
Para no ser muy exhaustivos con el análisis:
- Demasiados widgets (unos 30) crean un desorden visual.
- Preguntas básicas como “¿cuál es el importe total de las ventas?” tardan más de 5 segundos en responderse.
- No hay un principio organizador detrás de la disposición visual: los widgets parecen estar esparcidos al azar.
- Las tablas en la parte inferior añaden muy poca información: parecen datos tirados en una tabla en la que hay que sumergirse para sacar conclusiones.
Si observas estos principios básicos y lo relacionas con el cuadro de mando anterior, notarás a simple vista que algunas de las buenas prácticas de diseño se han obviado en este ejemplo:

¡No me hagas pensar!
Aplicando los principios de diseño que veremos a continuación, este cuadro de mando podría haber mejorado drásticamente.
Principios básicos para el diseño de cuadros de mando
La regla de los 5 segundos
Un cuadro de mando bien diseñado debe proporcionar la información relevante en unos 5 segundos. ¡No más!
Su panel de control debe ser capaz de responder a sus preguntas de negocio más frecuentes de un vistazo. Esto significa que si estás escaneando la información durante minutos, podría indicar un problema con el diseño visual del cuadro de mando. ¡Y es más frecuente de lo que pensamos!
A la hora de diseñar un cuadro de mando, se debe intentar seguir la regla de los 5 segundos: es el tiempo que cualquier usuario debería necesitar para encontrar la información que busca al examinarlo. Por supuesto, la investigación ad hoc llevará obviamente más tiempo; pero las métricas más importantes, las que el usuario necesita con más frecuencia durante su jornada laboral, deben saltar inmediatamente de la pantalla.
¡Y no queremos decir que para ello utilicemos un desequilibrante uso de los colores! No es la apariencia, es cómo funciona (y se distribuyen los elementos clave).
Disposición lógica: la pirámide invertida
Presentar los datos más significativos en la parte superior del cuadro de mando, las tendencias en el centro y los detalles granulares en la parte inferior, suele ser la mejor recomendación.
Al diseñar un cuadro de mando, es importante seguir algún tipo de principio organizativo de la interfaz. Uno de los más útiles es la pirámide invertida.

Este concepto tiene su origen en el mundo del periodismo y básicamente, consiste en dividir el contenido de una noticia en tres bloques, en orden de importancia decreciente: la información más importante y sustancial está en la parte superior, seguida de los detalles significativos que ayudan a entender la visión de conjunto que hay por encima; y en la parte inferior tenemos la información general y de fondo, que contendrá muchos más detalles y permitirá al usuario profundizar (pensemos en el titular, el subtítulo y el cuerpo de una noticia).
¿Cómo se relaciona una técnica periodística con el diseño de cuadros de mando? Pues bien, los cuadros de mando de BI, al igual que las noticias, tratan de contar una historia. La historia que cuenta cualquier cuadro de mando debe seguir la misma lógica interna: mantener los datos más significativos y de alto nivel en la parte superior, las tendencias, que dan contexto a estos datos, debajo de ellos, y los detalles de mayor granularidad se sitúan después: se pueden profundizar y explorar más a fondo en la parte inferior.
Minimalista: menos es más
Cada cuadro de mando no debería contener más de 5-9 visualizaciones; no se trata de reducirlo al absurdo, es cuestión de Biología.
Algunos diseñadores sienten la necesidad de meter tantos detalles como sea posible en su cuadro de mando en un esfuerzo por proporcionar una imagen más completa; incluso para cumplir con los requisitos del usuario. Si bien esto puede sonar bien en teoría, la psicología cognitiva nos dice que el cerebro humano solo puede comprender alrededor de 7+-2 imágenes a la vez. Incluir más elementos solo se traduce en desorden y ruido visual que distrae y desvía la atención de la finalidad prevista del cuadro de mando.
Para evitar el desorden visual, utilizando filtros y jerarquías (por ejemplo, en lugar de tener un indicador para indicar el volumen de ventas en América del Norte y otro para América del Sur, ofrece al usuario la opción de aplicar un filtro que cambie el mismo indicador entre uno y otro) o simplemente dividiendo su cuadro de mando en dos o más cuadros de mando separados, pero simplificando y flexibilizando la navegación entre ellos.
Elegir la visualización de datos adecuada
Es importante seleccionar el tipo de visualización más adecuado en función de la finalidad del usuario.
Ya hemos escrito en otro post la diferencia entre visualización de datos y análisis visual; es importante tenerlo en cuenta a la hora de pensar la estrategia de diseño. Solo diremos que la visualización de datos pretende ser algo más que un simple caramelo para la vista: debe servir a un propósito específico y transmitir hechos concretos de una forma más eficaz que el formato tabular básico.
Antes de elegir una visualización, considere qué tipo de información intenta mostrar al usuario:
- Relación: conexión entre dos o más variables.
- Comparación: comparar dos o más variables lado a lado.
- Composición: dividir los datos en componentes separados.
- Distribución: rango y agrupación de valores dentro de los datos.
Qué más deberíamos tener en cuenta
Elegir la visualización adecuada es clave para asegurarse de que los usuarios finales entienden lo que están viendo, pero eso no es todo lo que debes tener en cuenta. Cuando pienses en cómo diseñar un cuadro de mando, también debe tener en cuenta quién será el usuario final del cuadro de mando en primer lugar. ¡Ponte en sus zapatos!
Por ejemplo, al diseñar un cuadro de mando para un usuario final que hace un seguimiento de la eficacia de las acciones publicitarias, es probable que quiera centrar sus visualizaciones en las métricas que aumentarán las tasas de conversión. Debido a que el usuario final está en el meollo de lo que sucede con cada anuncio en el día a día, pues tiene mucho sentido. Sin embargo, un vicepresidente de marketing probablemente solo quiera ver, a primera vista, los datos más generales sobre cómo el rendimiento de los anuncios cambia los clientes potenciales. Del mismo modo, un cuadro de mando de comercio electrónico para un gerente de tienda podría dar prioridad a las ventas en tiempo real, los niveles de existencias y las tasas de abandono de los carritos de la compra, mientras que una versión de nivel ejecutivo podría destacar las tendencias generales de los ingresos, el valor de vida del cliente y el retorno de la inversión publicitaria en todas las regiones.
Para ello, como hemos mencionado previamente, antes de lanzarse de cabeza al diseño de un cuadro de mando, siéntate con los usuarios finales para recopilar los requisitos y definir los KPIs. Si no lo haces, puedes diseñar el cuadro de mandos más bonito del mundo, pero no cambiará la forma en que los usuarios toman decisiones a largo plazo.
Recuerda: “El diseño no es la apariencia: es cómo funciona”; suele ser un buen principio para la inspiración.
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Parapentex Studios, July 2025